Compartiendo mesa con los dioses (IV): el dátil
Los dátiles también tienen importancia en la mesa divina. Tanto en Babilonia, como en la Biblia, como, sobre todo, en el Corán —ahora que ha terminado el Ramadán— aparecen referencias a este fruto
Después del agua ponemos los pies en la tierra. En tierras áridas, arenosas de la mano del dátil. Es difícil separar al dátil de su árbol, la palmera, puesto que ese árbol ha desempeñado también un papel muy importante, al ofrecer sombra en lugares áridos (además de sus hojas y tronco para la construcción y los huesos de dátil como carbón) donde, además, los recursos hídricos eran casi anecdóticos. Dicho esto, vayamos al fruto.
Tanto en el Oriente Medio como en el Creciente Fértil y en el Antiguo Egipto el dátil ha tenido un papel y un peso muy relevante y en muchas facetas, desde lo comercial a lo ritual, pasando por lo alimentario (en algunos escritos se asocia el Maná con una miel elaborada a partir de jarabe de dátiles). Ninkasi, diosa mesopotámica de la cerveza, menciona el vino de dátiles como una ofrenda ritual.
En los Himnos a Ishtar, himnos babilónicos, la diosa babilónica de la fertilidad es alabada junto a huertos de dátiles, símbolos de amor y fecundidad. Además, era entendido como un símbolo de fertilidad de la tierra y por ello era parte de ofrendas y e inscripciones funerarias del Antiguo Egipto, como es el Libro de los Muertos.
Uno de los textos sagrados donde el dátil cobra más presencia es El Corán, donde es visto como un alimento divino entregado a María en el momento de dar a luz (Sura 19: 23-26). También en El Corán el dátil es una planta, junto con la granada, que se encuentra en el Paraíso. La Sura (de la abeja) 16:11 recoge: «Con ella hace que crezcan para vosotros cereales, aceitunas, palmeras, vides y todo tipo de frutos; es cierto que en eso hay un signo para gente que reflexiona». El crecimiento de la palmera y el desarrollo de sus frutos también es interpretado como un ejemplo del poder de Dios.
El dátil es lo recomendado para romper el ayuno en el Ramadán («Quien encuentre dátiles al romper el ayuno, que lo haga con ellos, pues son bendición»). Esto creo que resume su importancia. Y hay más; el profeta Mahoma recomienda un tipo de dátil a modo de antídoto contra la brujería y los venenos.
Menos presente se encuentra en La Biblia, aunque también forma parte de la economía y desarrollo de esa zona geográfica, aunque puede que de una manera quizás algo menos relevante. El Salmo 92 del Antiguo Testamento recoge que «el justo florecerá como la palmera». También en el Éxodo (15:27) podemos encontrar las setenta palmeras de Elim, un oasis de esperanza para los israelitas.
El cultivo y comercio de dátiles (presente además en rutas comerciales, incluidas algunas rutas marítimas fenicias que lo hicieron llegar al norte de África) estaba regulado por el Código de Hammurabi (S. XVIII a.C.), y el dátil llegó a ser usado como moneda.
Ofrendas de dátiles junto a vasijas de plata fueron encontradas en las tumbas reales de Qatna, Siria (1600 a.C.), al igual que en las tumbas reales de Ur (2600 a.C.) como alimento para el más allá, junto con joyas y armas.
Por su capacidad de crecer y asentarse en climas extremadamente secos el dátil se asocia en multitud de culturas y textos sagrados como símbolo de inmortalidad, de vida eterna, con poder curativo y un gran alimento que, por sus características, ha sido visto como un gran regalo divino a los humanos.
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