Compartiendo mesa con los dioses (II): La miel
La miel fue el primer alimento considerado como maná. Presente en muchas civilizaciones, se le atribuían muchas propiedades, por lo que era un alimento destinado solo para los dioses y sus elegidos
En esta segunda etapa del viaje que estamos emprendiendo a través de la alimentación en antiguas civilizaciones y textos sagrados, toca por alusiones a la primera hablar del alimento que durante mucho tiempo fue visto como el maná y del cual hallamos el primer indicio pictórico en una cueva de Valencia, datado aproximadamente en el año 8000 a.C.: la miel.
Los antiguos egipcios dejaron testimonios de su uso, tanto medicinal como alimento y por supuesto como ofrenda divina y alimento en su más allá para individuos de elevado status en el papiro Ebers, del 1550 a. C. (ingrediente usado para tratar enfermedades digestivas y oculares, así como para curar heridas), en representaciones y relieves en templos, destacando el templo de Nyuserra, el cual recoge la recolección y almacenamiento en jarras de la miel, indicando el paso de miel de abejas silvestres a abejas ya asimiladas para dicho fin.
La miel también es un nexo con las divinidades a través de su simbolismo de dulzura, que fue asociado a Osiris y a Ra.
Egipcios y nubios comerciaron con ella, y estos últimos la producían y la intercambiaban por trigo, tejidos y productos de lujo (en un equilibrio de calidades, podemos suponer). Comercio al que también se sumaron pueblos de Etiopía.
Los fenicios fueron los intermediarios imprescindibles que hicieron llegar la miel desde Egipto hasta el norte de África, Italia y España.
Tal era la importancia que tenía para sumerios y acadios, que está recogida en el Código de Hammurabi y en la Epopeya de Gilgamesh, y además tenía usos profanos como ingrediente para elaborar cerveza, panes (y aquí creo que los egipcios también conocían esto) y ungüentos curativos.
En textos sagrados (Mahabharata, Rigveda) de la antigua India, la miel es el símbolo del conocimiento divino, de rituales religiosos y asociado hasta con la inmortalidad (si es capaz de sanar heridas y de curar dolencias, ¿por qué no darle esa capacidad?)
Y hablando de textos sagrados, La Biblia no puede faltar porque también tiene que decir al respecto. Dos ejemplos: "Tierra prometida fluyente de leche y miel" se recoge en Éxodo 3:8, y en algunos evangelios (Mateo 3:4) se recoge que San Juan bautista se alimentaba a base de saltamontes y miel silvestre.
El uso curativo de la miel llegó hasta los griegos y, como no, Zeus fue alimentado de pequeño con miel. No estamos hablando de una divinidad cualquiera; quiero decir que las capacidades asociadas a la miel hacían de ella un alimento digno de pocos y prácticamente mágico.
A dioses y espíritus se les ofrecía una bebida compuesta por miel y leche llamada melikraton. Resumiendo: ninguna deidad se iba a quedar sin su ración de miel.
La miel también es un billete para volar al otro lado del charco. El Popol Vuh (libro sagrado de los mayas) la recoge como uno de los alimentos de "una hermosa tierra, llena de dulzuras, de muchas mazorcas amarillas y blancas, mucho pataste y cacao (...) y miel". Y los aztecas la daban como ofrenda a su dios de la lluvia y también como uso curativo.
Uso que también se recoge en textos clásicos de la antigua China, destacando las propiedades medicinales de este alimento.
Los celtas decidieron que lo mejor era el hidromiel, bebida ritual asociada a la inmortalidad y presente en multitud de rituales.
Es una constante el tremendo valor que se asoció con la miel, tanto por sus propiedades curativas como de duración, conservante, endulzante; una enorme variedad en función de las flores polinizadas, alcanzando estatus de alimento divino y ganando muchos puntos para ser considerado un maná.
Esta ha sido la segunda y dulce etapa del viaje que estamos llevando a cabo. Os espero en la tercera.